Título: "Tres Historias, Tres Instituciones, Un solo camino: el del Trabajo Comunitario"
En
el corazón de Esquel, tres figuras emblemáticas, Ana Julia Ochoa, Matilde
Petersen y Eduardo Paillacan, representan el espíritu del trabajo comunitario,
uniendo sus esfuerzos para mejorar la vida de los adultos mayores. A través de
sus respectivas instituciones, han encontrado un espacio para el desarrollo
social, la inclusión y el fortalecimiento de la comunidad.
1. Ana Julia Ochoa y "Alma Viva"
Ana
Julia Ochoa ha dedicado más de 17 años de su vida a la promoción del bienestar
de los adultos mayores a través de su emprendimiento “Alma Viva”. Con el
objetivo de
fomentar la autonomía, la expresión y los vínculos saludables, Julia ha creado
un espacio en el que las experiencias y vivencias de las personas mayores son
valoradas y compartidas. “Escuchar las historias de nuestros mayores es
esencial; hay una riqueza en sus vivencias que no solo enriquece a quienes
participan, sino que también fortalece nuestra comunidad”, afirma con
convicción. La iniciativa de Ana Julia ha permitido la realización de diversas
actividades, desde talleres creativos hasta encuentros sociales, todos con el
objetivo de empoderar a los adultos mayores y mantenerlos activos en la vida
comunitaria.
2. Matilde Petersen y el Centro de Jubilados
de los barrios Estación y Bella Vista de Esquel
Matilde Petersen es una referente en el Centro de Jubilados de los barrios Estación y Bella Vista. Con una trayectoria marcada por el compromiso y el liderazgo. Ella, ha trabajado arduamente para establecer un espacio donde los adultos mayores puedan sentirse valorados y apoyados. “Solo a través de la colaboración podemos generar un impacto verdadero en la vida de las personas mayores, por ello la unión entre las instituciones es esencial para lograr nuestros objetivos” afirma Matilde. Su gestión ha sido clave para crear alianzas con otras instituciones y fundaciones fomentando actividades recreativas y culturales, baile, canto y encuentros sociales son parte de su misión por mantener a los adultos mayores activos y en contacto con su entorno. El trabajo en estos dos barrios no solo se centra en proveer actividades, sino en construir un sentido de pertenencia entre sus miembros, destacando la importancia de cada historia y cada risa que resuena en el centro. Pero nada de esto es posible en solitario por ello no podemos dejar de mencionar a su entrañable colaboradora y vice presidenta del centro la Sra. Irma Millatrú, otra de las voces representativas del Centro de Jubilados, donde su labor ha estado marcada por su dedicación a crear un espacio inclusivo y acogedor. Irma entiende que, como ellas… cada persona mayor tiene una historia valiosa que contar y un papel que desempeñar en la comunidad.
3. Eduardo Paillacan y la Fundación Rucaikén
Eduardo
Paillacan, presidente de la Fundación Rucaikén, aporta una perspectiva única al
trabajo comunitario, uniendo su pasión por la música y su deseo de contribuir
al bienestar de los adultos mayores. A través de la fundación, ha gestionado
talleres culturales y musicales, creando un espacio donde la expresión
artística se convierte en una herramienta de integración. “La música tiene
poder. Nos conecta a nivel emocional y, a través de ella, podemos cerrar
brechas y construir puentes entre generaciones”, dice.
Su
enfoque no solo se basa en ofrecer actividades recreativas, sino en ahondar en
la identidad cultural de la comunidad, invitando a los adultos mayores a
involucrarse y compartir sus talentos. Eduardo destaca la importancia del Instituto Superior
de Formación Artística N°818, y
continúa diciendo “Y
así se empezó a hacer visible cada vez más la parte artística en Esquel. Porque
Esquel no es la excepción, la sociedad argentina en general tiene esas
barreras, esos complejos, ese prejuicio hacia el artista y sobre todo en la
parte de la música.” Y nos ofrece una
clara comprensión de imaginarios construidos sobre aquellos que hacen música y
que es preciso, dice… “desencarnar”.
El trabajo conjunto con el 818 viene
ayudando en este sentido: “Y hoy en día el Instituto N° 818 con la parte
artística le viene a poner el sello a esta historia de reivindicación y ver
desde lo laboral, que lo artístico aparte de ser una actividad laboral y
pedagógica, también es una vocación de servicio. Es una construcción y
reconstrucción de valores humanos que no tiene precio” ,
nos dice convencido de ello. Eduardo
trabaja en conjunto con Julia y Matilde, recogiendo
experiencias de vida y celebrando la diversidad a través de eventos como
conciertos y talleres compartidos.
Un Camino Compartido
Estas
no son historias diseminadas, Ana, Julia y Eduardo trabajan codo a codo,
construyendo de distintas formas, pero siempre con un único objetivo, promover
el bienestar y la dignidad de los adultos mayores. Cada uno de ellos ha
encontrado su voz y su lugar en la comunidad, y juntos tejen una red de apoyo y
solidaridad que enriquece la vida de los demás. Con su dedicación y esfuerzo,
estos tres líderes han demostrado que el verdadero camino hacia un futuro mejor
es aquella senda que se transita en compañía, uniendo fuerzas para construir
una sociedad más inclusiva, respetuosa y que pone en valor a nuestros adultos
mayores y que llena de oportunidades para todos.
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